Funcionarios 2.0: el cambio empieza dentro


La Administración está planteándose ahora lo que debió abordar hacer 30 años: actuaciones comunes entre ministerios y organismos de hardware y software. Pero hoy el reto no son los equipos, sino las personas y los contenidos. El funcionario 2.0, que debe responder a un retrato robot muy diferente al actual, con los verbos COMPARTIR/COLABORAR como eje de su actividad diaria y de su cultural laboral.

Hace unas décadas la Administración abordó la llegada de la informática armándose de equipos, creando complementos específicos y, finalmente, creando el cuerpo TIC. Este planteamiento de generosa inversión, aparentemente exitoso, debido a la falta de un plan estratégico global ha sido uno de los mayores fracasos de la Administración española. Un despilfarro que ha tenido un coste inmenso, y casi imposible de calcular.

 Las islas informáticas

Los españoles tenemos vocación autonomista, entre otras vocaciones. Únase a eso un cuerpo recién creado, con ganas. Añádase un presupuesto generoso en el capítulo VI. Y no olvidemos que la cultura de la organización veía bien el “avance”, entendiendo por tal el suma y sigue en gastos informáticos. Y por último, un hambre insaciable de hacer cosas (informáticas), las que fueran. Hasta hace cuatro años todos lo que oliera a informática y nuevas tecnologías tenía buena acogida presupuestaria de partida.

La siguiente fase han sido las páginas web, que han crecido y crecen como níscalos después de las lluvias. Un coste excesivo por la proliferación y otro coste excesivo porque en más de un caso el portal se ha diseñado, rediseñado y vuelto a diseñar. ¿De verdad necesita la Administración esa enorme cantidad de portales, haciendo cada uno la guerra por su cuenta? Afortunadamente aquí algo se ha logrado en la imagen con las guías de diseño web, y también en la ordenación de sus procedimientos electrónicos gracias a la regulación normativa de las sedes electrónicas. Pero poco más.

El cocido electrónico

 Con estos ingredientes el producto no podía ser otro: ¡cocido madrileño! Realmente hemos generado un guiso con un puñado de garbanzos.  Los garbanzos son los dos centenares de ministerios, órganos, organismos, entidades y otros entes atomizados. Cada uno de ellos con sus equipos informáticos, su seguridad, su arquitectura informática, sus sistemas, sus normas limitativas y limítrofes y, con frecuencia, sus incompatibilidades entre sí.

El problema es tan evidente, que hay grupos de trabajo abordando el posible desarrollo de plataformas comunes, y se empieza a hablar del CIO, como gran jefe de todas las TIC dentro de la AGE. Realmente, más de lo mismo, porque no se va a la raiz.  A estas alturas estandarizar mínimamente resulta misión imposible, incluso dentro de un ministerio. ¿Tan difícil hubiera sido en un momento dado establecer unas reglas mínimas comunes?

Ahora podemos hacerlo diferente

Me he remontado a estos antecedentes informáticos, porque ahora estamos a punto de cometer el mismo error de las TIC con las redes sociales. Si queremos ver la botella medio llena, vamos a decirlo al revés: aún estamos a tiempo de hacer las cosas bien.

Por el momento, el comienzo es preocupante. Se está repitiendo la misma película. El fenómeno redes sociales, que es el gran cambio que revolucionará la Administración en todos sus aspectos, se está abordando de la misma manera que se abordó el fenómeno tecnológico: cada ministerio y cada organismo por su cuenta.

Hay ministerios y organismos que están presentes en las redes sociales. Otros las conciben y usan como si fueran un mural muerto para colgar notas de prensa. Otros las prohíben totalmente en sus centros y a su personal. Otros han creado un equipo propio de atención. Tampoco falta los que sufren urticaria sólo de pensar en las redes sociales. Y suma y sigue.

Es decir, estamos volviendo a lo mismo de siempre. Cada órgano u organismo da la respuesta que considera oportuna. Con falsos argumentos de seguridad, si la decisión viene por el área de las tecnologías. O con erróneos argumentos de control de la información, si la decisión parte del área de comunicación adjunta a la máxima jerarquía del organismo.

Las TIC son un jodido tic

Las redes sociales están convirtiendo las “TIC” en un jodido tic que nos impide avanzar, bajo la apariencia de la innovación tecnológica. Hemos hecho un mal uso de las TIC, pero ya no es un problema de más tecnología, más equipos, más programas. Ahora el quid de la cuestión está en comprender lo que esa tecnología ha traído consigo: una revolución cultural, de la mano del mundo 2.0. Y eso no puede ni debe abordarse aisladamente y con voluntarismos improductivos en cada organismo. Debe abordarse en el marco de un plan estratégico y único para toda la Administración.

¿Y por dónde vamos a empezar? Pues por dentro, está claro. En lugar de “protegernos” de las redes sociales como si necesitáramos una cuarentena frente a la epidemia colaborativa exterior, hay que sumergir al funcionario en la cultura de colaborar y compartir.

Dentro y fuera de la Administración, la web social, el mundo 2.0, convierte a cada persona en voz con capacidad de ser escuchada. Para la Administración supone un radical cambio de filosofía. Compartir genera un cambio en la actitud de los funcionarios y de los ciudadanos, y abre las vías hacia un camino de colaboración que hoy no parecemos capaces de imaginar.

Pero, claro, no somos capaces de imaginarlo dentro de la Administración, porque fuera, si es que sigue habiendo un “fuera” y un “dentro” de la Administración, cada vez lo entienden más empresas. Afortunadamente. No podía ser de otra manera, porque no hay más que constatar una realidad: en España hay treinta millones de internautas y el 80 por 100 de ellos hacen uso de las redes sociales. Y sigue creciendo.

Un nuevo funcionario 2.0

Es una nueva realidad, que exige una nueva respuesta, para la que se precisa un nuevo tipo de funcionario. El reto ya no son los equipos, sino las personas. Hay que desarrollar un gran plan estratégico que nos lleve hacia una Administración 2.0, y la gran herramienta de este nuevo proyecto es el funcionario 2.0.

Imaginemos  un funcionario que cuida su imagen de marca personal. Que en los concursos a según que puestos se valora su mayor o menor presencia en las redes sociales. Que escucha lo que recibe del ciudadano y se hace escuchar en otros estamentos administrativos.  Que colabora, comparte y gestiona contenidos.

Imaginemos una Administración abierta y transparente, convirtiendo a sus trabajadores en consultores internos, con conocimiento del proyecto del que forman parte, con preocupación por encontrarle sentido a lo que hace y con motivación para la mejora constante de la organización y del servicio.

Va a suponer un cambio radical en todos los órdenes. El marco global de ese nuevo funcionario tiene un nombre: compartir, empezando por la información. Eso cambia la actitud del funcionario como está cambiando la actitud de los ciudadanos, y facilita el camino hacia la colaboración. Ese es el secreto de la nueva cultura laboral: COMPARTIR Y COLABORAR.

NOTA ACLARATORIA (a las 24 horas de la difusión del artículo)

Al paso de algunas llamadas y comentarios de amigos, en el sano empeño de que el objetivo fundamental del artículo quede claro, diré que para nada se plantea en estas líneas algún tipo de cuestionamiento del cuerpo TIC, de necesidad indiscutible. Mi intención es provocar debate, y el centro del argumento se sitúa en el desarrollo atomizado de las TIC (las tecnologías de la información y las comunicaciones) y el coste que ello ha supuesto.  Nos hemos equivocado, y hemos de reconocer ese error, para no repetirlo ahora con el desarrollo de esa gran revolución que tiene que suponer la aplicación de las redes sociales en la Administración 2.0.

Es verdad que en la implantación de las TIC se ha repetido el modelo habitual de la Administración: cada Departamento y cada organismo desarrolla sus proyectos y compra sus equipos de todo tipo. Una primera diferencia en este caso deriva de que estamos ante un campo nuevo (las TIC),  desarrollo relativamente reciente, y algo podríamos haber aprendido y evitado. Hubiera bastado un planteamiento global. Y la otra gran diferencia, es que en este caso estamos hablando de equipos tecnológicos cuya gran efectividad máxima deriva de la interconexión y la compatibilidad, además del deseable uso múltiple de aplicaciones que se repiten en uno y otro organismo.  

Responsables de lo ocurrido somos todos los que hemos tenido algo que ver con el desarrollo de aplicaciones informáticas; naturalmente en proporción a la dimensión de lo desarrollado por cada cual y también a la capacidad jerárquica de decisión. Pero no perdamos ni un segundo en hablar de culpas y responsabilidades pasadas, porque creo que no importa tanto la responsabilidad de lo ocurrido, como la responsabilidad que tenemos en lo que no debe ocurrir ahora. De ahí mi insistencia en la necesidad de un plan estratégico que dibuje un marco global de Administración 2.0 para toda la Administración General del Estado.

Para mí, estas líneas son mi modesta asunción de responsabilidad sobre lo que deberíamos evitar en el impulso y desarrollo del funcionario 2.0.   

24 comentarios en “Funcionarios 2.0: el cambio empieza dentro

  1. Antonio_Anson

    Gerardo, nos provocas para que reflexionemos tropezando con los titulares (muy periodísticos, ellos) …islas…cocido…diferente…tic ¿Qué voy a decir? Estoy de acuerdo con que AHORA PODEMOS HACERLO DIFERENTE si miramos atrás y reconocemos los excesos. El cambio, el único cambio, vendrá de dentro.

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    1. Gerardo Bustos Autor

      Gracias por tus palabras, más socarronas de lo que parece. Provocar es un lujo, o sea, que si lo he conseguido contigo, ya me doy por satisfecho. Y algún granito de arena estamos poniendo para este cambio desde dentro, ¿no?

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  2. andres esteban buiza

    Gerardo, llevo bastantes años dentro de esta Administracion, antes estatal ahora autonomica, y creia que esto que explicas se iba a dar como se esta dando el aumento de esta tecnologia entre nosotros diariamente, pero no se debido a que estamos todavia en una epoca obsoleta, donde parece que el 2.0 no ha sido todavia inventado o que no interesa que funcione en la administracion.Un saludo

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  3. Gerardo Bustos Autor

    Muchas gracias por el comentario, Andrés. Creo que tienes razón, que es como si no interesara el cambio al 2.0. Estamos viviendo la lógica reacción al cambio, un gran cambio; pero yo creo que es inevitable.

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  4. Fernando

    Querido Gerardo: Si esto que dices se da en, por ejemplo, una Dirección General, Secretaria de Estado, Ministerio, ¿qué no pasará entre Ministerios, Administraciones autonomicas y locales, con los Ministerios y el propio Gobierno? Y no digamos nada con ámbitos comunes como por ejemplo la sanidad, la educación, el marítmo…cientos de organismos y funciones duplicadas. Sólo veríamos algo de luz con una Administración única transversal, aunque los partidos fueran diferentes. Pero me temo que eso no lo verán nuestros ojos

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    1. Gerardo Bustos Autor

      Gracias por el comentario, Fernando. Yo mantengo la esperanza de que nuestros ojos vean más de lo que hoy nos imaginamos, porque el fenómenos 2.0 es imparable. Afortunadamente.

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  5. Guillermo Yáñez Sánchez

    Hola Gerardo, de lo que conozco de las TICs en la administración local, en carne propia y ajena, más de lo mismo. Si me voy al campo de la contratación pública electrónica el escenario de ideas, proyectos y plataformas para llevar a cabo el reto es tan amplio como las posibles recetas del cocido. En la Unción Europea también, hay más de 360 plataformas para hacer lo mismo.

    Cada administración tiene (se ha gastado el dinero) mucha más tecnología que la que está utilizando. Para la administración electrónica se han comprado soluciones a empresas que están durmiendo el sueño de los justos. Es más, aunque se regala SIGEM, hay muchas administraciones locales que están creando su propia tecnología (e invirtiendo más recursos).

    Yo defiendo que basta ya de tecnología, (ojo no de departamentos de informática) que es el momento de que los funcionarios gestionemos los cambios necesarios para modernizar de verdad a la administración y ponerla cerca de la forma de gestión de las empresas privadas.

    Para ello, las herramientas 2.0 deben jugar un papel esencial en todo el proceso y esas herramientas deben ser usadas por los funcionarios públicos. En consecuencia, empezar a hablar y discutir del funcionario 2.0 me parece un gran acierto.

    Un saludo y buena mañana.

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    1. Gerardo Bustos

      Muchas gracias por tu comentario, Guillermo. Estoy de acuerdo con lo que señalas. Si bien es cierto que en el artículo me he centrado en la Administración General del Estado, la verdad, como tú muy bien apuntas, es que ha ocurrido prácticamente lo mismo a nivel de otras administraciones. Y, lo que es peor, a nivel europeo.

      Permíteme una pequeña broma, al margen de tu interesante comentario: ¿Has visto que te ha salido una curiosa errata? Has escrito «Unción Europea» en lugar de «Unión Europea». Tal como están las cosas, espero que no sea «extrema-unción».

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  6. Esther Pérez Alonso

    Totalmente de acuerdo con tu artículo Gerardo. Defiendo además que, como siempre y ante todo, esta la imprescindible gestión del cambio en cualquier entidad u organismo público, nada trabajado a día de hoy. Los cambios se acometen de un día para otro y por «decreto», sin más. No se informa ni se estudian los proyectos como debía hacerse. Se realizan a impulsos, y mediante corta y pega de otras administraciones vecinas. Sería importante la formación e información junto con ese plan estratégico global para todos. Un saludo.ESther.

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    1. Gerardo Bustos Autor

      Gracias por tus palabras, Esther. Efectivamente, si algo caracteriza al concepto 2.0 es la información, la comunicación, la participación y, en definitiva, la creación común y participativa. No parece que hoy por hoy esto se entienda así dentro de la Administración; casi diría que a veces incluso se ve con cierto recelo la herramienta participativa. Afortunadamente, esto convencido de que todo esto llega, aunque determinadas actitudes lo retrasen en el tiempo.

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  8. david

    Buen artículo. En general estoy totalmente de acuerdo con sus palabras, y concretamente me gustaría destacar el concepto de funcionario 2.0 como herramienta de gestión del cambio que me ha parecido muy acertada. Ahora bien, como se pretende utilizar una herramienta tan potente si no existen políticas de gestión de recursos humanos que la dirijan adecuadamente?. Si el cambio empieza dentro, pues empezemos por dentro! de lo contrario estaremos imaginando demasiado.
    Saludos

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  9. Gerardo Bustos Autor

    Gracias por la reflexión, David. Esas líneas ponen el dedo en la herida, porque si hablamos de Administración 2.0 y de funcionario 2.0, no estamos hablando de las RPT y la estructura actual, pero con otro nombre. Hablar de funcionario 2.0 significa pensar en una profunda reorganización de la Administración, en estructura y recursos humanos, con el horizonte de una organización menos jerárquica y más en red, no orientada en estructuras estanco vitalicias, sino en estructuras dinámicas que dan respuesta a desarrollo de proyectos hasta su culminación.
    Quizá todo esto pueda parecer imaginación, pero sólo es pensar que una realidad diferente precisa de una respuesta adecuada a la nueva realidad. Lo contrario, sería pretender que la estructura de transporte siga siendo la romana, sin tener en cuenta que después han aparecido coches, trenes y aviones.

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  11. maria

    Me ha gustado el artículo, y el término de funcionario 2.0. Y totalmente de acuerdo en el derroche de equipos informáticos, durante años pasados y en determinados departamentos, fue como una euforia electrónica, que muchos no entendíamos. Por otra parte, no olvidemos el corporativismo de determinados cuerpos, cada vez más estancos. Se puede cambiar la mentalidad y se cambiará a base de mucho esfuerzo si quienes deben,
    ponen el suficiente interés. Muchas gracias Gerardo

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  16. ignacibaquedano

    Estimado Gerardo, te felicito por crear un artículo que crea polémica y que además recuerda los tópicos/realidades fallos de las TICs en la administración pero no me gusta el primer párrafo, bueno para polemizar pero malo de contenido:

    Hace unas décadas la Administración abordó la llegada de la informática armándose de equipos, creando complementos específicos y, finalmente, creando el cuerpo TIC. Este planteamiento de generosa inversión, aparentemente exitoso, debido a la falta de un plan estratégico global ha sido uno de los mayores fracasos de la Administración española. Un despilfarro que ha tenido un coste inmenso, y casi imposible de calcular.

    Cierto que hubo/hay un amplio recorrido de mejora y que podíamos/podemos hacerlo mejor pero no estoy de acuerdo que sea uno de los mayores fracasos de la Administración española. Creo que se ha hecho mucho gracias al esfuerzo de todos que se podía/puede hacerlo mejor, seguro.

    Por último quiero comentar tu idea del funcionario 2.0 que no comparto en la totalidad. Me parece adecuado y correcto el párrafo:

    Imaginemos una Administración abierta y transparente, convirtiendo a sus trabajadores en consultores internos, con conocimiento del proyecto del que forman parte, con preocupación por encontrarle sentido a lo que hace y con motivación para la mejora constante de la organización y del servicio.

    Pero no puedo estar de acuerdo en:

    Imaginemos un funcionario que cuida su imagen de marca personal. Que en los concursos a según que puestos se valora su mayor o menor presencia en las redes sociales. Que escucha lo que recibe del ciudadano y se hace escuchar en otros estamentos administrativos. Que colabora, comparte y gestiona contenidos.

    Creo que su imagen de marca personal no debe estar en su presencia mayor o menor en las redes sociales, creo que su marca debe estar en el trabajo bien hecho velando por la eficiencia del gasto y en la ejemplaridad de sus comportamientos y esto no está asociado a funcionario.2.0

    Un abrazo, Ignacio Baquedano

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    1. Gerardo Bustos Autor

      Hola, Ignacio.

      Cuánto tiempo… Me alegro mucho de tener noticias tuyas.

      No era mi intención crear polémica, Ignacio; aunque bien es cierto que tampoco la rehuyo. Uno dice lo que piensa, y si eso general polémica, o debate, pues estupendo.

      Ese párrafo que comentas que no te ha gustado, para mí es una triste realidad, Lo ocurrido con la Administración y las TIC (no los TIC, que eso es otra cosa, aunque a menudo haya quien confunda ambas cosas) es un gran fiasco. Ha habido medios, ha habido buena intención, se ha gastado dinero, se ha creado un cuerpo específico… todas esas cosas, aisladamente son buenas, pero en su conjunto no son nada, porque no han respondido a una estrategia global. Sólo hay que ver la cantidad de reinos de taifas TIC que se han generado, con organismos y servicios centrales que han actuado por su cuenta, dictado sus normas y dando lugar a arquitecturas a veces incompatibles entre sí. Esto se ve muy bien cuando intentas fusionar dos ministerios y a nivel informático te das cuenta de que no hay manera de generar una única estructura tecnológica, porque han adoptado decisiones incompatibles. El coste de todo eso es tremendo. Y lo que más me preocupa es que ahora, a nivel de redes sociales, no se caiga en lo mismo, y se establezca una estrategia común. Espero que el CIO, o DTIC, sirva precisamente par eso, para establecer una estrategia común para la AGE.

      Por otra parte, sobre lo que dices del funcionario 2.0, estoy de acuerdo contigo en que la imagen de marca personal del funcionario no debe estar únicamente en su presencia en las redes sociales. Evidentemente que lo fundamental es el «trabajo bien hecho velando por la eficiencia del gasto y en la ejemplaridad de sus comportamientos». Claro, pero lo que pretendo decir es que lo que hoy llamamos trabajo bien hecho va a ser diferente a lo que consideremos trabajo bien hecho en poco tiempo. Porque la presencia en las redes, internas y externas, va a ser fundamental en el trabajo administrativo; estar allí donde está el ciudadano, comunicar con él, colaborar, ser transparente, etc. Y a nivel interno, los redes van a permitir aflorar talento, ver lo que puede dar de sí el personal propio, implicarle, etc. Y, naturalmente, eso significa, que a la hora de seleccionar, la presencia en las redes será un punto muy importante. Esto del concurso viciado que tenemos ahora no debería tardar mucho en dar paso a nuevos métodos.

      En todo caso, Ignacio, te agradezco enormemente tus comentario. Y me alegro sobre todo porque hace muchos años que no sabía de ti,

      Un abrazo.

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