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Funcionarios, Redes Sociales y Administraciones Públicas


El viernes 28 de octubre intervine en el interesante curso sobre Comunicación y Marketing Público que imparten mano a mano Gema T. Pérez Ramón y Silvia Lacleta, en la sede de la Delegación del Gobierno en Zaragoza. Me llevó hasta allí sin duda la amistad y creo que también la curiosidad.
Bajo el título Redes Sociales y Administraciones Públicas  podréis encontrar un intento francamente mejorable de repasar el fenómeno de los medios sociales y su impacto en la Administración Pública, intentando responder a tres sencillas preguntas: ¿qué son las redes sociales?, ¿qué pueden hacer las Administraciones Públicas en ellas?, ¿cómo las usan realmente?
De eso fue la charla, en la que, como se puede ver en la presentación, se acude a varios trabajos disponibles en los medios, que ya han reflexionado sobre este impacto o que presentan lo que está en marcha. Allí ocupan un lugar preeminente GENCAT de la Generalitat de Cataluña o IREKIA, del Gobierno Vasco, verdaderos modelos de despliegue de la actividad de una administración pública en los medios sociales.
Hace ya algún tiempo que este fenómeno de los medios sociales llamó mi atención, porque de manera intuitiva, veía que podría aportar una nota diferencial (incluso ser el factor que provocase un giro radical) en dos temas pendientes en las Administraciones Públicas: la comunicación interna y la gestión del conocimiento. Doy por descontado que la salida a los medios sociales está dentro de la política de comunicación externa de una organización pública, pero dado que en la Administración General del Estado se ha optado por una salida en modo pregonero (se hace saber que el/la responsable: irá, vendrá, inaugurará, dirá o ha dicho, se reunirá con tal o con cual, etc.), y mientras no se asuma que la forma de estar en los medios sociales es una conversación con los ciudadanos, no le veo que todo esto aporte mucho, la verdad.
Al grano: La sorpresa agradable de la charla fue lo motivadora que ha resultado la propuesta de salir a las redes a escuchar qué se está diciendo en este momento. Propuesta realizada a funcionarios que, como mucho, han conocido Facebook en su tiempo de ocio. Además, el asomarse a la presencia en las redes de la Administración del Estado y de la Autonómica, ha sido una experiencia refrescante, ya que son temas (¡atentos quienes sean responsables de comunicación!) que ignora el empleado público de a pie, el mismo que atiende a sus conciudadanos cada día. Hay espacio y recorrido para motivar a los empleados públicos a pesar de la que está cayendo. Lo que no veo tanto es voluntad y empeño en hacerlo.
Más debate y más reflexión sobre el modelo de Administración Pública es lo que reclama este difícil momento.

¿De qué hablamos cuando hablamos de lo público?


No deja de sorprenderme cómo las noticias que se refieren a la gestión de lo público vienen carentes de referencias que permitan entender de qué estamos hablando.

Traigo un ejemplo de hoy, una «noticia» de la edición digital de Cinco Días: «A cada trabajador de las oficinas públicas de empleo ‘le corresponden’ unos 380 parados». En el texto nos ofrecen algunos datos más: en Alemania son 37 los parados por funcionario y en Francia unos 105. Claro que la cifra de funcionarios total es diferente: 11.000 en España, 75.000 en Alemania y 40.000 en Francia. Con la calculadora, podemos saber que hablamos de 4.200.000 parados en Francia, de 4.191.000 en España y de 2.325.000 en Alemania (más o menos y siempre con los propios datos del artículo).

Se afirma en el artículo que  el mal funcionamiento de estos servicios públicos de empleo (antiguo Inem) es «el mayor déficit» del mercado laboral español y que el ministro lo atribuyó exclusivamente a la escasez de recursos humanos en sus plantillas.

Una  reflexión acerca de la «noticia». Al afirmar que el servicio público de empleo español funciona mal y ofrecer como único dato de contraste los ratios de los sistemas francés y alemán, hay que inferir, en buena lógica, que éstos son mejores y aceptar que el alemán es el mejor de los dos, ya que ofrece el mejor resultado.

Entonces (sigo el hilo de la argumentación del artículo), si lo decisivo para resolver «el mayor déficit del mercado de trabajo español» es la relación parados/funcionarios, es fácil solucionarlo: para ser como los alemanes y tener un ratio de 31 solo necesitamos 135.000 funcionarios, con lo que contratando 124.000 más asunto arreglado. No sé si reír o llorar: Ya estamos en el máximo estándar de calidad europeo 🙂

Imagino que les parecerá, como a mi, un rotundo despropósito. Ya, ya sé que he llevado la argumentación al absurdo, pero es que quería mostrar la frivolidad con que se tratan las políticas públicas.

En realidad, la relación que se ofrece entre el número de parados y el número de funcionarios NO SIGNIFICA NADA si no se ofrece una explicación de cuál es el modelo de gestión y sobre todo de qué se espera de los servicios públicos de empleo y cuál es su papel en la política pública de empleo (Nota: no esperen encontrar nada de esto en el artículo que comentamos).

No quiero cerrar este artículo sin una gota de humor negro: con los datos facilitados, el sistema español es el más eficiente, ya que gestiona con unos costes de personal reducidísimos: 12 veces menos que los alemanes y casi 3 veces menos que los franceses.