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#DirPro El nuevo liderazgo público se construye sobre las habilidades blandas


Por @Antonio_Anson

Las primeras teorías acerca del liderazgo se concentraron en los rasgos del líder,
tratando de descubrir esos rasgos innatos en los líderes históricos. Sin embargo, todas
las teorías modernas coinciden en que el ejercicio del liderazgo puede ser reforzado
mediante el aprendizaje de habilidades que han sido relacionadas con el liderazgo.
Como hemos visto en anteriores entradas, la OCDE recomienda a las
administraciones públicas que impulsen el liderazgo en la alta dirección. El articulo
trata de aclarar algunos conceptos acerca de las llamadas habilidades blandas.

Imagen de habilidades para la vida creada con IA por Craiyon

Las habilidades para la vida y las habilidades blandas

Algunas de las habilidades que se relacionan con el ejercicio del liderazgo coinciden
con el concepto de “habilidades blandas” (“soft skills” en inglés). El concepto de
habilidades blandas es equiparable al concepto de habilidades para la vida propuesto
por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que las define como un conjunto de
habilidades de carácter socioafectivo necesarias para la interacción con otros que
permiten hacer frente a exigencias y situaciones desafiantes cotidianas. Es decir, son
aquellas habilidades que permiten a la persona tomar decisiones, resolver problemas,
pensar de manera crítica y creativa, comunicarse de manera efectiva, reconocer las
emociones de otros y construir relaciones saludables a nivel físico y emocional (OMS,
2003).

Categorías de las habilidades para la vida

Las habilidades para la vida están conformadas por tres categorías:

1.- habilidades interpersonales que contemplan habilidades para la comunicación
asertiva, negociación, confianza, cooperación y empatía,

2.- habilidades cognitivas que implican habilidades para la solución de problemas, toma
de decisiones, pensamiento crítico, autoevaluación, análisis y comprensión de
consecuencias,

3.- habilidades para el control emocional, aunque en la actualidad se prefiera
denominarlas como habilidades para el manejo y reconocimiento emocional ante
situaciones de estrés y sentimientos intensos como, por ejemplo, la ira, tristeza o
frustración.

Estas tres categorías generalmente no son utilizadas de manera independiente, de
modo que una misma situación puede implicar el uso de varias habilidades de distintas
categorías por lo que, cada categoría complementa a la otra (Mangrulkar, Whitman, &
Posner, 2001)1.

El papel de los líderes en la Administración Publica

El futuro de la Administración Pública va a estar muy ligado al papel de los líderes
públicos. Así, hay que tener presente que los líderes de la Administración, siguiendo la reflexión de Daniel Gerson en Leadership for a high performing civil service (2022), tendrán que hacer frente a los siguientes desafíos:

1. El objetivo del liderazgo en servicio público será cada vez más resolver los desafíos de
las políticas públicas de manera innovadora, con el apoyo de la tecnología digital.

2. Los líderes de los servicios públicos dirigirán organizaciones cada vez más diversas,
con empleados con diferentes experiencias profesionales, con diferentes figuras
contractuales y en diferentes ubicaciones físicas, que entrarán y saldrán de las
organizaciones en un flujo ininterrumpido.

3. El liderazgo público se basará cada vez más en los datos. Se dispondrá de grandes
conjuntos de datos sobre los trabajadores públicos y su desempeño que generarán
mayor conocimiento y fundamentarán las reacciones de la gerencia.

4. Otro desafío de liderazgo vendrá de la necesidad de involucrarse más que nunca en el desarrollo organizacional y de la fuerza laboral.

En definitiva, es imprescindible que sean profesionales con capacidades y formación en habilidades blandas quienes dirijan las Administraciones Públicas para abordar con éxito los desafíos que acabamos de examinar.

1 Para ampliar esta información se recomienda consultar: Una revisión panorámica al entrenamiento de las habilidades blandas en estudiantes universitarios, Sandra Patricia Guerra-Báez, 2018. DOI: 10.1590/2175-
35392019016464

El anteproyecto de ley de Función Pública no cumple los estándares de la OCDE para la Dirección Pública

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#DirPro El anteproyecto de ley de Función Pública no cumple los estándares de la OCDE para la Dirección Pública


Estamos bien fastidiados. Una lectura atenta de las definiciones utilizadas en la OCDE y en el Anteproyecto de Ley de Función Pública de la Administración del Estado (ALFP) muestra la brecha existente entre la concepción de la dirección profesional en Europa y el modelo que se pretende hacer pasar por dirección pública en este anteproyecto (el de toda la vida, por otro lado). Debido a las carencias en la dirección pública profesional, a los ciudadanos nos esperan unos difíciles años de transición a los servicios digitales conviviendo con un modelo de servicio público digital basado en el “vuelva usted mañana con cita previa o apáñeselas como pueda con nuestra página web”.

Imagen generada por IA (Craiyon)

La definición de directivo público en la OCDE y en el ALFP

Para la OCDE los Directivos Públicos son “los funcionarios públicos en los niveles jerárquicos más altos de la función pública que toman decisiones y ejercen influencia”, dejando fuera expresamente a los dirigentes políticos y sus gabinetes y asesores. Este concepto encaja bien con el que usa Jimenez Asensio para definir la alta dirección pública: «aquellos niveles organizativos que se encuentran entre los niveles exquisitamente políticos y aquellos propios de la estructura burocrática funcionarial».

Sin embargo, para el ALFP tendrán la consideración de personal directivo público profesional las personas titulares de las subdirecciones generales y los puestos que se asimilen expresamente a los anteriores. Con esta sencilla declaración se deja al resto de órganos directivos de la AGE, esto es, a los llamados altos cargos, fuera de la regulación de la dirección pública profesional

Descartando que sea un olvido involuntario, veremos que se intenta introducir una “peculiaridad” que no es ibérica (Portugal tiene bien establecido un régimen profesional para los directivos públicos), sino del tipo “España es diferente del resto de paises avanzados”.

Los altos cargos no son materia de la Ley de Función Pública (¿de verdad?)

Los altos cargos, salvo los Ministros y Secretarios de Estado, no son dirigentes políticos. Pero los altos cargos tampoco pueden asimilarse a los gabinetes de los dirigentes políticos, ni son sus asesores. Gabinetes y asesores de dirigentes políticos son el denominado personal eventual1

Sabiendo de los altos cargos lo que no son (ni dirigentes políticos, ni personal eventual, ni directivos públicos profesionales) quizá podamos acercarnos en positivo al concepto. Pero no podremos hacerlo de la mano del ALFP que olvida hacer mención de esta categoría de difícil encaje, por lo visto, en el mundo de la función pública.

Hay que acudir a la Ley 5/2015, de Altos Cargos, para entender que no hay una definición que categorice a los altos cargos. Son altos cargos no políticos los que están en la lista del artículo 1.2 de la Ley citada (Subsecretarios, Secretarios Generales, Delegados del Gobierno, Jefes de Misiones Diplomáticas, Secretarios Generales Técnicos, Directores Generales y muchos otros cargos del sector público estatal o de organismos de reguladores o de supervisión). La característica que tienen en común los altos cargos es que son nombrados por el Consejo de Ministros.

En definitiva, los altos cargos no políticos son una lista de funcionarios de los niveles jerárquicos más altos de la administración, los mismos que según el estándar internacional tienen la consideración de directivos públicos2. Sin embargo, por alguna razón que no encontrareis en la exposición de motivos, a la hora de regular la dirección pública profesional la futura ley de Función Pública los ignora y los deja sometidos a su regulación especial. 

¿Cuál es la recomendación de la OCDE para los directivos públicos?

Hay que subrayar que la OCDE trabaja para establecer estándares internacionales y propone soluciones a sus estados miembros y no miembros. En 2019 la OCDE hizo una Recomendación a sus miembros sobre Liderazgo y Capacidad en la Función Pública.

En materia de dirección pública la OCDE recomienda fortalecer la capacidad de liderazgo en la función pública, en particular mediante las siguientes acciones:

1. Aclarar las expectativas respecto de los directivos públicos para que sean líderes políticamente imparciales de las organizaciones públicas, a quienes se les confíe el cumplimiento de las prioridades del gobierno, y mantengan y encarnen el más alto grado de integridad sin temor a represalias motivadas políticamente;

2. Considerar criterios basados en el mérito y procedimientos transparentes en el nombramiento de los directivos públicos, y hacerlos responsables de su desempeño;

3. Asegurar que los directivos públicos tengan el mandato, las competencias y las condiciones necesarias para proporcionar asesoramiento imparcial basado en datos a las autoridades políticas,

4. Desarrollar la capacidad de liderazgo de los directivos públicos que ya se desempeñan en sus cargos o que podrían desempeñarse en ellos.

¿Se cumplen las recomendaciones de la OCDE en la Función Pública española?

En realidad, dn la Administración del Estado los altos cargos siguen a completa disposición del gobierno sin que un sistema objetivo de mérito avale su nombramiento. Los que el ALFP llama directivos púbicos profesionales, esto es, los subdirectores generales, pueden ser cesados excepcionalmente por pérdida de confianza, independientemente de su desempeño. Es un sistema que lo apuesta todo por la confianza, es decir, por una discrecionalidad que ampara la arbitrariedad a la hora de cubrir los puestos directivos de la Administración. Esta afirmación, que a algunos les puede parecer demasiado radical, viene refrendada por el hecho de que todos los puestos cubiertos por el sistema de libre designación (normalmente, los puestos de jefatura de casi cualquier nivel) pueden ser cesados discrecionalmente. El motivo puede ser, obviamente, la pérdida de confianza. 

Por lo tanto, en primer lugar, en España no hay expectativa de que los directivos públicos sean “líderes políticamente imparciales de las organizaciones públicas”, lo que sin duda incumple la primera recomendación de la OCDE dirigida a que se refuerce la capacidad de liderazgo en la administración pública.

En segundo lugar, el ALFP deja a los altos cargos fuera de cualquier procedimiento transparente de nombramiento basado en el mérito, a pesar de que son el núcleo de la dirección pública española.

En tercer lugar, dado que todo se basa en la confianza del nivel político sobre el directivo, no se puede afirmar que existan las condiciones para que se proporcione un “asesoramiento imparcial basado en datos”: cuando los datos contradigan severamente las convicciones del político sería una acción heroica del alto cargo proporcionar ese tipo de asesoramiento, ya que dañaría gravemente la confianza en él depositada.

En cuarto lugar, las acciones de formación continua previstas por el ALFP para los directivos quedan reservadas para los subdirectores generales, sin que esté prevista su aplicación a los altos cargos

La legislación española vigente y el anteproyecto desconocen la Recomendación de la OCDE

Podemos concluir que nuestra legislación vigente y el anteproyecto de ley de Función Pública desconocen la Recomendación de la OCDE a sus socios sobre Liderazgo y Capacidad en la Función Pública.

Aunque el ALFP dice regular una dirección pública profesional, la realidad es que todo va a quedar como estaba antes, salvo una cierta parafernalia formal que solo afectará a los subdirectores generales. Paradójicamente, estos son, de todos los directivos de la Administración del Estado española, los menos directivos, ya que sus funciones están enfocadas a la ejecución de los proyectos, objetivos y tareas que les sean asignadas y a la gestión ordinaria de los asuntos de su competencia, todo bajo la supervisión de sus superiores (art. 67.1 LRJAE). 

La legislación de altos cargos quedaría tal y como está ahora, como una lista de puestos que puede nombrar y cesar el gobierno discrecionalmente, con su propia regulación. Esto garantizaría que no se les aplique ninguno de los principios preconizados por la OCDE. Además, los subdirectores generales podrían ser cesados por pérdida de confianza (decir “excepcionalmente” es un chiste) y los innumerables cargos cubiertos por libre designación, podrían ser removidos discrecionalmente. Este es en síntesis el modelo del ALFP.

¿Qué necesita una verdadera Dirección Pública Profesional?

Regular una Dirección Pública Profesional en la Administración del Estado requiere una profunda revisión del sistema de provisión de los altos cargos, asegurando, (i) la máxima integridad e imparcialidad política; (ii) un sistema transparente de elección basado en mérito; (iii) garantizar las condiciones para que su asesoramiento al gobierno sea imparcial y basado en datos; y (iv) desarrollar la capacidad de liderazgo de los directivos mediante acciones de formación adecuadas.

El primer paso hacia una sistema de dirección pública profesional homologable con la Unión Europea y otros países avanzados es reducir drásticamente el número de cargos a disposición del gobierno y desterrar la pérdida de confianza como causa del cese de los directivos públicos y de los cargos de libre designación, sustituyéndola por aquellas causas que se derivan de la rendición de cuentas y la evaluación del desempeño. Esto incrementaría sustancialmente la imparcialidad de la Administración Pública.

Luego, hay que encontrar los sistemas de selección del personal directivo basados en el mérito más adecuados y transparentes y asegurarse de que se refuerza la capacidad de liderazgo. Esto sí que sería una reforma para el siglo XXI.

__________________________________

1 En la definición del anteproyecto, “es personal eventual el que, en virtud de nombramiento y con carácter no permanente, sólo realiza funciones expresamente calificadas como de confianza o de asesoramiento especial”

2 En el concepto OCDE, se calificarían como directivos públicos ya que ocupan las posiciones más altas de la Administración Pública, con poder decisorio e influencia en la función pública.

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#DirPro ¡Entrevista en exclusiva a ChatGPT sobre la dirección pública profesional en España!


por @Antonio_Anson

ChatGPT y los de su especie se están adueñando de territorios que antes eran propiedad de la inteligencia humana. Bueno, tampoco exageremos: reunir documentación y decir opiniones de otros, sin originalidad ni aportar muchos argumentos, ya estaba al alcance de cualquier inteligencia más o menos ilustrada. La cuestión es que ChatGPT ahora está en nuestros teléfonos, portátiles y demás serviciales dispositivos mal llamados inteligentes. A nuestra disposición. Las 24 horas. Sin quejas ni reclamaciones laborales. Y la verdad es que estas tareas de apoyo las hace muy bien. Y las hará mejor. Hoy nuestro no-bot T+xUp- ha conducido una interesante entrevista con ChatGPT y el resultado no puede ser más llamativo. Hasta las imágenes se han generado por IA. Ahí lo dejo.

Imagen de ChatGPT como un humano, generada por IA (Craiyon)

El ChatGPT, por @gebepe66

La historia de la historia y la historia de nuestra propia vida es la búsqueda del oráculo, disfraza bajo elevadas pretensiones del tipo “conocer la historia”, “buscar la verdad”, “querer saber”. O la información sobre la climatología en el próximo puente o las previsiones económicas para el próximo año. Al final es probable que el oráculo más eficiente lo encontremos si realmente es la tecnología quien mece la cuna de nuestras ansias de certeza. Pero es probable que las ilusiones se muevan con más velocidad que las realidades. Por ejemplo, el ChatGPT se nos antoja un engreído pretendiente a convertirse en el mejor oráculo conocido hasta ahora

Eso parecía, porque la realidad parece ir por otros derroteros y reclama toneladas de paciencia. Antonio Ansón ha tenido la feliz idea de entrevistar al ChatGPT. Pero cuando le hemos preguntado a este sabio tecnológico sobre el presente y el futuro de la dirección pública profesional (DPP) en España, ha resultado ser un sabio de pacotilla; con verbo fluido, eso sí. Es decir, una inteligencia nada artificial, vulgarmente humana, de mucha labia y poco seso. 

Como vais a poder comprobar, una inteligencia corrientita escondida tres una fluidez verbal con calidad suficiente como para dar el pego. Si arañamos un poco, descubrimos que hay muchas lagunas. Una de ellas consiste en que se repite más que la cebolla; ha cogido algunos estribillos muy resultones y los coloca como respuesta adecuada a preguntas diferentes, como resolviendo un puzle. Probablemente es un rasgo muy humano, de índole político: “usted pregunte lo que quiera, que yo contesto lo que quiero decir”.

Imagen de T+xUP-, generada por IA (Craiyon)

La entrevista, por T+xUp-

Debo decir que la entrevista que transcribimos aquí es literal. No está editada de ninguna manera. Son las preguntas que le formulé y las respuestas literales que me devolvió, tras pensarlo apenas un segundo.

T+xUp-: ¿Cuál es el estado del debate sobre la dirección pública profesional en España?

ChatGPT: No tengo información actualizada sobre un debate específico sobre la dirección pública profesional en España después de 2021. Sin embargo, en general, la dirección pública ha sido objeto de discusión y reforma en muchos países, incluido España, en los últimos años, con el objetivo de mejorar la eficiencia y la efectividad de la administración pública. Algunos de los temas clave incluyen la modernización de las estructuras y procesos administrativos, la mejora de la calidad de los servicios públicos y la promoción de la transparencia y la responsabilidad en la gestión pública.

T+xUp-:¿Cuáles son los elementos esenciales de una dirección pública profesional de las administraciones públicas?

ChatGPT: Los elementos esenciales de una dirección pública profesional en las administraciones públicas incluyen:

  1. Conocimiento y comprensión de los marcos legales y reguladores que rigen la administración pública.
  2. Habilidades de liderazgo y gestión efectiva, incluyendo la capacidad de establecer objetivos claros, motivar y supervisar al personal y tomar decisiones basadas en una evaluación objetiva de los riesgos y oportunidades.
  3. Conocimiento y comprensión de los procesos y procedimientos administrativos y la habilidad de implementarlos de manera eficiente y efectiva.
  4. Conocimiento y aplicación de las mejores prácticas en la gestión de los recursos humanos, incluyendo la contratación, la formación y el desarrollo de personal.
  5. Habilidades de comunicación y relaciones públicas sólidas, incluyendo la habilidad de comunicarse con eficacia tanto con el personal como con los ciudadanos y otras partes interesadas.
  6. Capacidad de trabajar de manera colaborativa con otras agencias y organizaciones para alcanzar objetivos comunes.
  7. Un enfoque en la mejora continua y la innovación, incluyendo la habilidad de identificar y adoptar nuevas tecnologías y enfoques para mejorar la eficiencia y la efectividad de la administración pública.

T+xUp-: ¿Que ventajas ofrece una dirección pública profesional para el ciudadano?

ChatGPT:  Una dirección pública profesional ofrece varias ventajas para los ciudadanos, incluyendo:

  1. Mayor eficiencia y efectividad en la prestación de servicios públicos. Con una dirección pública profesional, se aplican mejores prácticas y se adoptan enfoques más eficientes para la gestión de los servicios públicos, lo que puede mejorar la calidad y la rapidez de estos servicios.
  2. Mejora de la transparencia y la responsabilidad en la administración pública. Con una dirección pública profesional, se establecen medidas para garantizar que la administración pública se realice de manera abierta y transparente, lo que permite a los ciudadanos monitorear y evaluar su desempeño.
  3. Mayor participación ciudadana en la toma de decisiones. Con una dirección pública profesional, se fomenta la participación ciudadana en la definición de prioridades y la toma de decisiones sobre cómo se deben prestar los servicios públicos, lo que puede mejorar la sensación de que las necesidades de los ciudadanos están siendo atendidas.
  4. Mejora de la calidad y la innovación en la prestación de servicios públicos. Con una dirección pública profesional, se fomenta la búsqueda continua de mejores maneras de prestar servicios públicos, lo que puede resultar en la adopción de nuevas tecnologías y enfoques que mejoran la eficiencia y la efectividad de estos servicios.

En resumen, una dirección pública profesional puede mejorar la calidad de los servicios públicos, fomentar una mayor transparencia y responsabilidad en la administración pública y permitir una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.

T+xUp-: ¿Qué ventajas tiene la dirección pública profesional para los gobiernos?

ChatGPT:  La dirección pública profesional ofrece varias ventajas para los gobiernos, incluyendo:

  1. Mejora de la eficiencia y efectividad en la prestación de servicios públicos. Una dirección pública profesional permite a los gobiernos aplicar mejores prácticas y adoptar enfoques más eficientes para la gestión de los servicios públicos, lo que puede mejorar la calidad y la rapidez de estos servicios.
  2. Fortalecimiento de la confianza de los ciudadanos en el gobierno. Una dirección pública profesional fomenta la transparencia y la responsabilidad en la administración pública, lo que puede mejorar la imagen del gobierno y aumentar la confianza de los ciudadanos en él.
  3. Mejora de la capacidad de atender a las necesidades de la sociedad. Una dirección pública profesional fomenta la participación ciudadana en la definición de prioridades y la toma de decisiones sobre cómo se deben prestar los servicios públicos, lo que puede mejorar la capacidad del gobierno para atender a las necesidades de la sociedad.
  4. Fortalecimiento de la capacidad de innovar. Una dirección pública profesional permite a los gobiernos adoptar nuevas tecnologías y enfoques que mejoran la eficiencia y la efectividad de los servicios públicos, lo que puede resultar en una mayor capacidad de innovación.
  5. Mejora de la gestión de los recursos públicos. Una dirección pública profesional permite a los gobiernos gestionar de manera más eficiente los recursos públicos, incluyendo el personal, los bienes y los presupuestos, lo que puede mejorar la calidad de los servicios públicos y aumentar la eficiencia en la gestión de los recursos.

En resumen, la dirección pública profesional puede mejorar la eficiencia y la efectividad en la prestación de servicios públicos, fortalecer la confianza de los ciudadanos en el gobierno, mejorar la capacidad de atender a las necesidades de la sociedad, fortalecer la capacidad de innovar y mejorar la gestión de los recursos públicos.

Imagen de ChatGPT como una persona, generada por IA (Craiyon)

Las lagunas de ChatGPT

Veamos, a modo de ejemplo, algunas de las lagunas que hemos encontrado en la sorprendente demostración dialéctica del ChatGPT. Son botones de muestra de nuestra frustración, en forma de relación de deseos, realidades y previsiones que el ChatGPT, en su infinita sabiduría, no ha logrado saber, encontrar o imaginar:

  • El estado de debate de la DPP gira en torno a su inclusión en el artículo 13 del Estatuto del Empleado Público y un desarrollo fallido de dicho artículo mediante un real decreto estatutario que nació y murió proyecto en 2007.
  • Es estado del debate sobre la DPP enfrenta claramente a quienes defienden o no quieren cambiar la dirección pública adscrita organizativamente al poder político, con quienes defienden una dirección pública profesional claramente diferenciada el poder político
  • Entre los elementos esenciales de la DPP en el sector público hay que incluir precisamente su separación del poder político, con un mandato claro, en tiempo determinado.

Para saber más que ChatGPT de la dirección pública profesional en España:

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#DirPro 4 acciones recomendadas por la OCDE para fortalecer la capacidad de liderazgo en la función pública


Por @Antonio_Anson

La OCDE ha recomendado a los países miembros y no miembros que se adhieran a la Recomendación del Consejo sobre Liderazgo y Capacidad en la Función Pública que constituyan en la función pública una cultura y un liderazgo que se rijan por los valores, y estén centrados en mejorar los resultados para la sociedad. En la infografía siguiente podréis encontrar las acciones recomendadas para fortalecer la capacidad de liderazgo en la función pública

El texto completo de la Recomendación sobre Liderazgo y Capacidad en la Función Pública lo podéis consultar siguiendo el enlace.

Otras entradas de interés:

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#DirPro Las funciones del Directivo Público (II)


Por @Antonio_Anson

Es primordial definir el contenido de la dirección pública si se quiere entender el papel del directivo público. Por eso esta infografía presenta la segunda parte parte de un resumen ordenado de las funciones que debe desempeñar con solvencia un directivo público profesional.

¿Añadirías alguna más? No dudes en comentar.

Puedes encontrar la primera parte aquí.

Y si quieres ver la entrada completa:

El concepto de Dirección Pública Profesional

#DirPro Las funciones del Directivo Público (I)


Por @Antonio_Anson

Es primordial definir el contenido de la dirección pública si se quiere entender el papel del directivo público. Por eso esta infografía presenta la primera parte de un resumen ordenado de las funciones que debe desempeñar con solvencia un directivo público profesional.

Ver la entrada completa:

El concepto de Dirección Pública Profesional

#DirPro La relación inversa entre la dirección pública profesional y la corrupción (infografía)


#DirPro Dirección Pública, ¿Para qué?

#DirPro Aportaciones a la futura Ley de Función Pública, en materia de Dirección Pública Profesional


Por Antonio Ansón, Gerardo Bustos, Fuencisla Gaitero y Gema T. Perez Ramón

Como ciudadanos, hemos querido realizar algunas aportaciones al anteproyecto de la Ley de la Función Pública, enviando nuestras observaciones al texto propuesto en una materia que nos parece del máximo interés para la modernización de la Administración Pública española: la dirección pública profesional. El anteproyecto regula el personal directivo público profesional, diciendo que este serán los subdirectores generales y asimilados. No nos parece mal que los subdirectores sean directivos profesionales, lo que es difícil de entender es que el resto de titulares de los órganos directivos de la administración pública (excluidos los ministros y secretarios de Estado) no sean directivos profesionales. En este artículo queremos compartir con con total transparencia nuestras aportaciones en el trámite de información pública.

Definición del personal directivo público

La primera observación es sobre la propia definición del personal directivo público profesional (DPP). Lo es “quien desempeñe funciones directivas para el desarrollo de políticas y programas públicos”. Luego, se dice que son DPP los subdirectores generales (SG).

Pues bien, lo primero que hay que decir es que los órganos directivos según la LRJAE son los Subsecretarios, Secretarios generales, Secretarios generales técnicos y Directores generales, además de los Subdirectores generales (solo que estos no son altos cargos). Ya FEDECA argumentó que los subdirectores generales eran más bien predirectivos, sin duda teniendo presente la definición legal de órganos directivos.

En suma, la designación de los SG como únicos DPP no se corresponde con la propia definición que se propone, al dejar fuera a los denominados altos cargos, que son los que ejercen la función directiva pública en España. Esto, en nuestra opinión, puede perjudicar el desarrollo de la dirección pública profesional en España y, desde luego, incumple las recomendaciones de la OCDE a sus países miembros, efectuadas en 2019. Allí se define como Directivos Públicos a los “funcionarios públicos en los niveles jerárquicos más altos de la función pública que toman decisiones y ejercen influencia. Los dirigentes políticos y sus gabinetes y asesores no están incluidos en el ámbito de aplicación de la presente Recomendación”. La recomendación respecto a los Directivos es la siguiente:

2. Fortalecer la capacidad de liderazgo en la función pública, en particular mediante las siguientes acciones: 

a. Aclarar las expectativas respecto de los directivos públicos para que sean líderes políticamente imparciales de las organizaciones públicas, a quienes se les confíe el cumplimiento de las prioridades del gobierno, y mantengan y encarnen el más alto grado de integridad sin temor a represalias motivadas políticamente; 

b. Considerar criterios basados en el mérito y procedimientos transparentes en el nombramiento de los directivos públicos, y hacerlos responsables de su desempeño; 

c. Asegurar que los directivos públicos tengan el mandato, las competencias y las condiciones necesarias para proporcionar asesoramiento imparcial basado en datos a las autoridades políticas, y 

d. Desarrollar la capacidad de liderazgo de los directivos públicos que ya se desempeñan en sus cargos o que podrían desempeñarse en ellos. 

Dejar fuera a los niveles más altos de la función pública al regular la Dirección Pública Profesional es una grave desviación de la buena práctica internacional.

NUESTRA PROPUESTA:

Que se reconsidere en el anteproyecto incluir al resto de órganos directivos de Administración del Estado (subsecretarios, secretarios generales, secretarios generales técnicos y directores generales) dentro de un sistema de Dirección Pública Profesional que garantice que sean líderes políticamente imparciales, avanzando hacia un sistema de nombramiento transparente, y dotarles del mandato, competencias y condiciones necesarias para asesorar imparcialmente al gobierno.

Los Subdirectores Generales como directivos públicos profesionales.

Sin realizar cambios normativos en la LRJAE, en la actualidad la figura de los SG no reúne el mandato, competencias y condiciones para ejercer la función directiva en la Administración española.  Insistimos, no se dan las condiciones ahora, aunque tendría sentido que se les considerase directivos dentro de un sistema equilibrado de Dirección Pública donde los más altos cargos de la Administración estuviesen incluidos y los Subdirectores Generales adjuntos fuesen considerados predirectivos. 

Actualmente los SG son “los responsables inmediatos, bajo la supervisión del Director general o del titular del órgano del que dependan, de la ejecución de aquellos proyectos, objetivos o actividades que les sean asignados, así como de la gestión ordinaria de los asuntos de la competencia de la Subdirección General”. El APLFP dice que como DPP tienen autonomía funcional. El problema surge cuando el anteproyecto añade que la autonomía será “de acuerdo con los criterios e instrucciones directas de sus superiores”, vaciando de contenido la facultad.

NUESTRA PROPUESTA:

Si el anteproyecto no se reconsidera, al menos hay que dotar de unas mínimas condiciones para que los SG puedan desarrollar su trabajo, ya que en la actualidad está totalmente subordinado a los criterios e instrucciones directas de sus superiores.

Sobre quienes deberían ser directivos públicos profesionales

El anteproyecto sólo incluye a los subdirectores generales, pero consideramos que deberían considerarse directivos públicos también a los directores generales y otros titulares de órganos directivos de la AGE.

La Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público aborda en su artículo 55 la estructura de la AGE, y diferencia en la estructura de su organización central dos tipos de órganos: Órganos superiores (ministros y secretarios de Estado) y órganos directivos (subsecretarios y secretarios generales, secretarios generales técnicos y directores generales y subdirectores generales)

En el caso de la organización territorial de la AGE, son directivos los delegados del Gobierno en las CC AA (rango de subsecretario) y los subdelegados del Gobierno en las provincias (rango de subdirector general). En el exterior, los órganos directivos son los embajadores y los representantes permanentes ante organizaciones internacionales. Los organismos públicos determinan en sus propios estatus sus órganos directivos.

Visto así, se carga de toda lógica considerar que los directivos públicos deberían ser quienes desempeñan su función en los máximos escalones de esos órganos directivos.

Por otra parte, el artículo citado señala que los órganos superiores y directivos tienen además la condición de alto cargo, excepto los subdirectores generales y asimilados, de acuerdo con lo previsto en la Ley 3/2015, de 30 de marzo, reguladora del ejercicio del alto cargo de la AGE. Lo que hace la ley es determinar un régimen jurídico especial para los que define como altos cargos, además de marcar una línea divisoria entre los órganos directivos.

El hecho de que la ley de altos cargos deje fuera de tal calificación a los subdirectores generales ha llevado al anteproyecto a considerar que los subdirectores generales son el único personal directivo.

Realmente la ley 40/2015 no distingue entre estos dos tipos de órganos (superiores y directivos) al apuntar que ambos se nombrarán “atendiendo a criterios de competencia profesional y experiencia”. Sin duda se trata de un error de bulto, porque coloca en la misma franja de selección a unos órganos políticos (los superiores) y a otros órganos profesionales de la dirección pública (los directivos).

A pesar de eso, lo que sí permite la ley 40/2015 es vislumbrar unos cometidos diferentes entre los órganos superiores y los directivos. Puntualiza que “corresponde a los órganos superiores establecer los planes de actuación de la organización situada bajo su responsabilidad y a los órganos directivos su desarrollo y ejecución.” Del desarrollo de esta diferencia de cometidos bien pudiera salir la concreción de cometidos y responsabilidad del directivo público profesional (DPP).

NUESTRA PROPUESTA

Considerar directivos públicos profesionales a todos los titulares de los órganos directivos tal como lo recoge la LRJAE: subsecretarios, secretarios generales, secretarios generales técnicos, directores generales y subdirectores generales

Sobre el cese por pérdida de confianza

El artículo 18 del anteproyecto establece para los directivos públicos profesionales, entre las causas del cese “g) De forma excepcional, por pérdida de la confianza”. Entendemos que el cese obedece a causas objetivas de índole profesional, y son esas causas las que generarán una pérdida de confianza. Establecer, sin más, la pérdida de confianza como una razón, anula el carácter profesional del directivo público, puesto que se le puede cesar libremente aduciendo mera “perdida de confianza”.

NUESTRA PROPUESTA

Suprimir el apartado g) mencionado

Sobre la evaluación del desempeño de los DPP

Las funciones directivas que corresponden a los DPP reclaman un tipo de evaluación del desempeño cualificada. Solo comprobar si se han alcanzado metas numéricas y objetivos no es suficiente, ya que se necesita averiguar si el incumplimiento deriva de una mala gestión o de otras circunstancias.

Por otro lado, hay que señalar el sorprendente hecho de que los órganos directivos que se agrupan bajo el nombre de altos cargos queden fuera del sistema de evaluación, cuando sin duda son los responsables de que la Administración Pública española cumpla su cometido.

El anteproyecto se remite para la evaluación del desempeño al esquema del Título V, diciendo que en el desarrollo reglamentario ya establecerán las peculiaridades para los directivos. Pero si este marco no se desarrolla reglamentariamente o si el departamento, organismo o unidad no se ha dotado de un instrumento de planificación estratégica, entonces, ¿no habrá evaluación para los DPP?

NUESTRA PROPUESTA:

La LFP debe contener un esquema básico de evaluación para los DPP basado en el cumplimiento de contratos programa o instrumentos similares en que exista un compromiso de cumplimiento por parte del directivo en unos plazos determinados. 

Deben existir objetivos estratégicos para el plazo de 5 años, con sus indicadores y metas globales, y objetivos operativos y metas anuales que deben ajustarse al inicio de cada periodo. También hay que garantizar un sistema de seguimiento periódico de los indicadores y de retroalimentación del sistema, de manera que los planes anuales puedan ser ajustados para mejorar el desempeño. 

La evaluación de los DPP debe ser mucho más exigente y cercana que la de los empleados públicos en general, bien utilizando evaluación 360 o buscando otros sistemas igualmente relevantes, pero menos costosos.

Comunidad de Madrid, 13 de enero de 2023

#DirPro El Anteproyecto de Ley de la Función Pública deja fuera de la Dirección Pública Profesional a los órganos directivos de la AGE


Por @Antonio_Anson

El estrecho marco propuesto para la futura Dirección Pública Profesional (DPP) por el anteproyecto de ley de Función Pública de la Administración General del Estado (APLFPAE) no incluye a la mayoría de los órganos directivos de la Administración del Estado, solo a los subdirectores generales. Por tanto, los llamados directivos públicos profesionales no serán la dirección profesional de la administración, sino el punto de conexión entre la administración y los altos cargos designados por el gobierno. La futura Ley de la Función Pública aprobará un sistema de DPP destinado a ocultar bajo su novedosa regulación un sistema propio del siglo XIX, en que la Administración Pública se convierte en el botín que se reparte la mayoría política ganadora en las elecciones.

Los directivos públicos profesionales son los subdirectores y los reyes magos son los padres (este no es un blog para menores). Tantos años esperando, dieciséis años desde el articulo 13 del EBEP, para esto.

Órganos superiores y órganos directivos

En España tenemos órganos superiores de la administración que son los ministros y secretarios de Estado. Les corresponde la dirección política de la Administración Pública. Luego, los órganos directivos, subsecretarios y secretarios generales, secretarios generales técnicos y directores generales y los subdirectores generales. A todos ellos les corresponde la dirección profesional de la Administración Pública. Todos ellos son altos cargos, menos los subdirectores, que ahora serán directivos públicos profesionales. Todo el detalle de esta organización lo podéis encontrar aquí.

El personal directivo público profesional en el Anteproyecto

El APLFPAE en su artículo 14 dice que tendrán la consideración de personal directivo público profesional las personas que desempeñen funciones directivas para el desarrollo de políticas y programas públicos, con autonomía funcional, de acuerdo con los criterios e instrucciones directas de sus superiores y con responsabilidad en su gestión y control del cumplimiento de los objetivos propuestos en desarrollo de los planes de actuación de la organización en la que desarrollen sus funciones. Añade que tendrán la consideración de personal directivo público profesional las personas titulares de las subdirecciones generales y los puestos que se asimilen expresamente a los anteriores.

Sin embargo, las generalidades sobre las funciones directivas del APLFPAE, particularmente el desarrollo de políticas y programas públicos con autonomía funcional, parecen más de aplicación a los altos cargos que a los subdirectores generales, que según la LRJAE son los responsables inmediatos, “bajo la supervisión del Director general o del titular del órgano del que dependan, de la ejecución de aquellos proyectos, objetivos o actividades que les sean asignados, así como de la gestión ordinaria de los asuntos de la competencia de la Subdirección General” 

¿Es un error la falta de mención de los altos cargos entre los directivos públicos profesionales?

En absoluto, parece deliberado. Por tanto, se crean dos regímenes para los órganos directivos: por un lado, los altos cargos, regulados por la ley 5/2015 y cuya característica común es estar en la lista de los nombramientos a disposición del gobierno, con algunas condiciones (por ejemplo, la condición de funcionario para el director general, requisito que puede ser excepcionado), y, por el otro, los directivos públicos profesionales, los subdirectores generales según el anteproyecto, que tendrán su propio régimen en los artículos 15 al 21 del APLFPAE.

¿Qué significa todo esto? 

Que la LFPAE consagrará que el campo de discrecionalidad política del gobierno al nombrar el personal directivo de la administración, se extienda, de hecho y de derecho, a la mayor parte de los órganos directivos de la Administración General del Estado. En efecto, en el nombramiento de los altos cargos el mérito profesional no está en el primer plano del nombramiento del alto cargo, sino la confianza política. El sistema clientelar en el que ha basado la administración española desde tiempos de Franco no evoluciona ni un ápice a pesar de que el sistema de dirección pública profesional previsto en el EBEP podría ser la piedra angular sobre la que hacer descansar la evolución a un sistema profesional. 

El anteproyecto contiene otros elementos que hacen pensar en que la mentalidad clientelar con que se regula la administración también es susceptible de alcanzar a la tímida dirección pública profesional, vía libre designación y “confianza”. Confianza que se menciona, junto a la responsabilidad, en la provisión de los puestos de libre designación. Peligroso, porque si el nombramiento puede estar basado en la confianza y no en el mérito, la remoción discrecional del cargo puede motivarse en la “perdida de confianza”. Y nos deslizamos por la pendiente del profesionalismo “de amiguetes”.

Se descarta la dirección pública profesional mientras se dice regularla

En conclusión, como muestra claramente este anteproyecto, ni los diferentes gobiernos en sus propuestas legales, ni las Cortes Generales han demostrado estos años interés en regular una dirección profesional para la administración española. Al contrario, se profundiza en un sistema controlado por el gobierno a través de nombramientos que dejan muy claro que la carrera del funcionario depende, en primer lugar, de llevarse bien con alguno de los partidos que formen parte del gobierno (sea este del signo que sea).

En este aspecto, la futura LFPAE se aleja de la mejor práctica internacional, la que ha demostrado más eficacia en la disminución de los niveles de corrupción, que es separar la carrera de los funcionarios y de los políticos.

A continuación, un enlace a los temas esenciales de la DPP:

#DirPro Dirección Pública, ¿Para qué?

#DirPro ¿A quién consideramos directivos públicos?

#DirPro 5 requisitos esenciales en la selección de los directivos públicos

#DirPro Modelos de dirección pública en otros países

#DirPro Sobre el concepto de dirección pública profesional

El plazo para formular observaciones en el trámite de información pública termina el 13 de enero del 2023.

#DirPro Queridos Reyes Magos: me pido la dirección pública profesional


Por @Antonio_Anson

Los reyes magos son el gobierno, ¿quién lo duda? Y el fin de año época propicia para pedir a los reyes magos que nos concedan sus favores para alcanzar lo que más queremos. Pues bien, lo que vamos a pedir aquí es la Dirección Pública Profesional. La de verdad. Con el convencimiento de que España la necesita para progresar institucionalmente, con la seguridad de que ha funcionado en otros países desarrollados y con la intuición de que sería “mano de santo” para el nuestro.

Imagen de Freepik

Algunos titulares nos decían que el desbloqueo del Tribunal Constitucional asegura un largo periodo de mayoría progresista, como si un largo periodo de alineamiento político fuese algo bueno y no la muestra evidente de la subordinación del alto tribunal al interés de los partidos. Así se deterioran las instituciones, subordinándolas a un interés ajeno al fin que constitucionalmente les está reservado.

La falta de dirección profesional propicia el deterioro de los servicios públicos

Hablando de deterioro de las instituciones, parece como si la pandemia hubiese afectado también a los servicios públicos, que, contagiados de COVID-19 no acaban de mejorar. Y es que no hay nada como una crisis para poner de manifiesto una verdad amarga: la administración no está gestionada profesionalmente. No es que no haya profesionales: hay muchos vocacionalmente entregados a la Administración Pública. Lo que no hay es dirección profesional. Y eso es un problema para los ciudadanos que ven cómo los servicios se deterioran y que el dinero empleado en la administración se va en sueldos pagados por actividades innecesarias o ineficientes. 

El problema es para el ciudadano, no para el gobierno, funcionarios o sindicatos

Pero solo es problema para el ciudadano. Aunque no sea consciente. Porque los gobiernos no tienen interés en cambiar la situación. Prefieren el reparto de los altos cargos de la Administración entre amigos y simpatizantes, asegurando la fidelidad de la dirección, pero no su profesionalidad, ni siquiera el cumplimiento de las políticas gubernamentales. Tampoco lo tienen los cuerpos profesionales de la administración, corporativos, que ven con desconfianza la evolución hacia la dirección pública profesional. Y los sindicatos, que no entienden muy bien qué es eso de la dirección profesional, pero intuyen que puede ser contrario a sus intereses. 

El ciudadano echa la culpa a todo menos a la falta de dirección pública profesional

El ciudadano se queja amargamente cuando le afecta la burocracia mal entendida. Por ejemplo la versión postpandémica de Larra: ¿no tiene cita? Vuelva usted mañana. Con cita, eso sí. Cuando los problemas hacen reventar los servicios públicos (en realidad, después de años de deterioro), el ciudadano se pregunta quién tiene la culpa de todo esto. Y se queja del gobierno, de los funcionarios, de los sindicatos, de… sin entender que en la raíz del problema está que esto no lo dirige nadie. No de manera profesional, al menos. 

La DPP es crucial para la mejora de la institucionalidad y de la calidad de los servicios

Sin titulares, casi desconocido de la opinión pública, la dirección pública profesional es un tema capital para nuestro país, que afecta y va a afectar a los ciudadanos. No es un tecnicismo. No es visión corporativa. Los países que separaron la carrera profesional de los funcionarios de la carrera de los políticos les ha ido mejor. El libro de Dalhstrom y Lapuente Organizando el Leviatan muestra en los países avanzados una correlación entre una menor corrupción y un sistema en el que los altos cargos de la administración no dependen de los políticos.

La Dirección Pública Profesional nace muerta en el anteproyecto de LFPAE

Ahora, con el anteproyecto de ley de la función pública, la dirección pública profesional (DPP) puede nacer muerta, mientras algunos titulares periodísticos anuncian su llegada. No nos engañemos. No se trata de darle el nombre de DPP a cualquier cosa y luego decir de cara a Europa que ya lo hemos hecho. Lo que se pretende en el artículo 14 del anteproyecto no es homologable al desarrollo de la DPP en los países de nuestro entorno. En la administración del estado se pretende que los cargos de dirección de la administración sigan estando en su totalidad y sin restricciones en manos del gobierno de turno. Es el sistema antiprofesional que objetivamente más favorece la corrupción. Solo es comparable al de los países en vías de desarrollo (y no a todos) y estados frágiles. No en vano España obtiene 61 puntos en Indice de Percepción de la Corrupción 2022, por debajo de la media europea (66), de países como Emiratos Árabes (69) o Catar (63) y lejos de los 88 puntos de Dinamarca.

No, no solo los subdirectores son los DPP

Les voy a decir un secreto a voces. El anteproyecto va desnudo. Los subdirectores generales, en su mayoría, ya eran directivos profesionales. Pero nunca han dirigido más allá de lo que dice la ley: “ser los responsables inmediatos, bajo la supervisión del Director general o del titular del órgano del que dependan, de la ejecución de aquellos proyectos, objetivos o actividades que les sean asignados, así como de la gestión ordinaria de los asuntos de la competencia de la Subdirección General”. Por tanto, decir que los SDG son los directivos públicos profesionales, es gratuito, no cambia nada en la dirección de la administración general del Estado. Pero permite anunciar que se ha regulado la Dirección Pública Profesional, así con mayúsculas, por irrelevante que esto resulte.

Mi carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos os pido que se aleje la carrera de los Directivos Públicos Profesionales del designio de los políticos, estableciendo un sistema objetivo e independiente para cubrir esos altos cargos entre profesionales comprometidos, que rindan cuentas de su gestión al gobierno y los ciudadanos.

Así sea.

Y para que no haya dudas, aquí un enlace a los temas esenciales de la DPP:

#DirPro Dirección Pública, ¿Para qué?

#DirPro ¿A quién consideramos directivos públicos?

#DirPro 5 requisitos esenciales en la selección de los directivos públicos

#DirPro Modelos de dirección pública en otros países

#DirPro Sobre el concepto de dirección pública profesional