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La visión de los partidos políticos de la reforma de la Administración Pública


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Ayer asistí en la sede del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid a una mesa redonda sobre la “Reforma de la Administración Pública, la visión de los partidos políticos” que, con notable valor, organizó Eduardo Gutiérrez, profesor del Departamento de Ciencia Politica y de la Administracion en Universidad Complutense de Madrid.

El profesor logró reunir un elenco de ponentes atractivo para el tema planteado:

Presidente: Lorenzo Navarrete. Decano del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid. Director del Departamento de Teoría Sociológica IV. UCM.
Rafael Merino. PP. Portavoz Adjunto del Grupo Popular en el Congreso. Responsable del Área de Administración Pública.
María Luisa Carcedo. PSOE. Portavoz Adjunta de Grupo Socialista. Ex presidenta de la Agencia Estatal de Evaluación de Políticas Públicas y Calidad de los Servicios.
Montse Muñoz. IU. Secretaria de Política Institucional.
Ramón Marcos. UPyD. Miembro del Consejo de Dirección.
Jaime Ferri. UCM. Vicedecano Facultad de CCPP y Sociología. Profesor del Departamento de Ciencia Política y de la Administración II. UCM.
Moderador: Eduardo Gutiérrez. Profesor del Departamento de Ciencia Política y de la Administración II. UCM. Relator: Enrique Martinez. Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid.

Os transmito mis notas y algunas impresiones sobre lo que viví allí, sin buscar la sistemática (tampoco la hubo en la mesa), sino destacar aquello que me llamó la atención.

Eduardo Gutiérrez, se refirió a un concepto de modernización ahora en boga, que podría resumirse en un eslogan: «Gasto todo lo menos que puedo y trato de prestar el mismo servicio».  No confundir con «gasto menos y hago más» o con «gasto lo mismo y hago más».
Además, constató que la comisión del Congreso de Hacienda y Administraciones Públicas no ha tratado el tema de la reforma en la actual legislatura.

UPyD. Ramón Marcos.

La politización de las Administraciones Públicas ha llegado a hasta niveles que no debería alcanzar. Considera que hay que despolitizar la Administración, de modo que sea posible establecer una estrategia a largo plazo que no dependa de los vaivenes políticos.

Existe una verdadera superposición de administraciones. Los incentivos tienen en cuenta los intereses locales y particulares.

La Administración  Institucional está sobredimensionada y propone que se promulgue una legislación básica que lo impida.

Reclama ministerios con permanencia en el tiempo, para dar continuidad a las políticas públicas. Que vuelva a reservarse a la ley su creación.

Deben realizarse cambios importantes en el personal, sin concesiones al corporativismo. Seleccion objetiva, sobre todo en la local y autonómica. Asignación adecuada de personal. Darle la formación adecuada.

IU. Montse Muñoz.

Reclama un modelo de Administración que responda al «para qué» y al «qué se quiere hacer con ella». Asistimos, en cambio, a un proceso de eliminación para conseguir una Administración más barata. A costa de lo que mas valoran los ciudadanos.

CORA es una comisión de imagen, cuyo nombre debería ser comisión para ahorrar costes. En su opinión, no se ha despilfarrado en los servicios públicos. Existen duplicidades competenciales, pero no de servicios. Solo con la concurrencia de varios niveles de la Administración se logra cubrir el servicio. Propone un modelo de coordinación y cooperación entre Administraciones.  Debe realizarse una auditoria para determinar lo que funciona y lo que no funciona. Debe decirse si el modelo de estado quiere cambiarse y no hacerlo por la vía de hecho. No pasa nada por que haya servicios deficitarios. Hay que garantizar la igualdad de oportunidades.
En cuanto a las fundaciones, las hay fantásticas y otras que son un desastre. Hay que discriminar y auditar. Pero no deben desaparecer las que promueven la participación social, aunque sean deficitarias.

PSOE María Luisa Carracedo.

La Administración pública ha desarrollado en nuestro país una labor extraordinaria en tres aspectos. Estado del bienestar, modernización del país y la incorporación a la UE.

Actualmente asistimos a continuas descalificaciones de las Administraciones Públicas, en su opinión, nada inocentes, acompañadas de verdaderos «mantras» sobre el «lastre» que supone la Administración, que el sector público está «sobredimensionado», etc.

En cuanto a las duplicidades, señala que el 40% de la población del planeta vive en estados multinivel. Los federales ofrecen mas democracia. Se trata de mejorar las coordinaciones.  No existen tantas duplicidades.

Simplificación administrativa no significa desregulación total.  Hay una obligación de proteger a los ciudadanos.
Gestión de servicios públicos. Hay que profesionalizar los servicios públicos. No pueden formar parte del botín electoral. La eliminación de servicios públicos es una cuestión ideológica. Las Administraciones Públicas reclaman mejoras urgentes. Son un pilar del crecimiento sostenido, como nos ha recordado recientemente la OCDE.

Como conclusión, tres ideas: Cooperación, profesionalización y evaluación.

PP. Rafael Merino.

Dejar al ejecutivo que actúe como debe, por la división de poderes. Rechaza, por tanto, que deba consultarse a otros partidos políticos, ya que se encuentra en manos de los expertos que ha designado el gobierno, de acuerdo con su obligación.

Duplicidades. Cada administración debe hacer una cosa, conforme a sus competencias. Debe evitarse la repetición de trámites. No se pueden exigir 17 licencias de pesca. Ni que las empresas tengan a nivel nacional 17 asesores legales, fiscales, etc. Deben utilizarse las herramientas de modernidad, incidir en todo esto. No comparte que haya que gastar por gastar en lo publico.

Se manifiesta como un firme defensor del modelo territorial. Las CCAA bien gestionadas son un elemento esencial del estado.

Reforma local, todo el mundo la pide, pero cuando se hacen propuestas,  todo el mundo se pone en contra. Hay 1.000 mancomunidades en Andalucía, por ejemplo. Es mas eficaz trasvasar sus funciones a las Diputaciones.

Gestión pública frente a la  gestión privada. Denuncia la incoherencia de PSOE y de IU, que defienden modelos distintos según las comunidades que gobiernan.

Jaime Ferri. Propone que se haga un estudio, que se pongan unos objetivos y unas metas, y que la Administración decida cómo llevar a cabo estos objetivos. Por lo que conoce, no se ha propuesto estudiar nada en relación con la reforma.

Duplicidades. Propone orientarlo políticamente y estudiarlo. No es la primera vez. En los años 50-60, se realizó un reforma profunda llevada por profesores de derecho administrativo, que facilito la transición democrática. En la reforma de los años 80 también se realizó un estudio. Ahora no ha habido estudio ni propuesta de reforma.

Reforma administrativa. El gobierno dice lo que hará con la AGE, pero no  podrá trasladar sin más esa reforma a las CCAA. Ni a las administraciones locales, ya que las CCAA tienen competencias legislativas. El gobierno no podrá suprimir los organismos de la Administración Autonómica o Local, por falta de competencia.

Se están haciendo muchos reproches con tópicos que solo tienen una parte de verdad. Deben hacerse estudios. Los funcionarios pueden hacer los libros blancos de la reforma, y también puede contarse con las consultoras privadas y con la universidad.

Después de la intervención del profesor Ferri, se abrió un turno del preguntas, pero no me referiré a él porque me tuve que ausentar sin poder escuchar todas las contestaciones de la mesa. Si algún asistente llega hasta aquí y se anima a comentarlo, pues, adelante.

Como comentario personal, a modo de conclusión, os diré que quedé asombrado por la nula disposición al diálogo de los representantes políticos. Quedó claro que no se escuchan. Además, se adoptó una posición a la defensiva ante las propuestas de los profesores que intervinieron en el acto. Tampoco me pasó desapercibido que nadie expuso un modelo de Administración Pública, sino que el discurso recayó sobre propuestas parciales, de mayor o menor interés, alguna descalificación, una pizca de autobombo y, creo que debo insistir, ningún deseo de escuchar otras voces.

Aún así, el acto me resultó interesante y creo que es un paso en la dirección adecuada. Hay que sacar a los políticos de sus urnas y pasearlos por otros foros. Que se expliquen.

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Actualización: enlace al resumen de la sesión que hizo el relator, donde podrás descargarlo.

¿Vive la Administración en otra galaxia?



Lo que ocurre con la Administración y las redes sociales no es el tradicional retraso a la hora de subirse a los carros. Sencillamente, vivimos en un mundo 2.0 y la Administración no está en él. Es la comunicación, estúpido.

 Voy a empezar con el optimismo de una excepción que confirma la regla:

 http://blogs.los40.com/yu/mucha-mucha-policia/

En este vídeo podemos ver un magnífico ejemplo de uso de redes sociales por parte de las Administraciones Públicas, en general, y la Administración General del Estado (AGE), en particular. Nada menos que la Policía. Con humor y desenfado, con cercanía al ciudadano, con utilidad para el ciudadano. Por desgracia, no se trata de un caso habitual entre los organismos de la AGE.

Ajenos a la realidad

Desde la AGE se miran las redes sociales como si mordieran. El problema no es que la Administración Pública esté ajena al uso de las redes sociales. Realmente este hecho es sólo un síntoma del problema, la evidencia de un mal mucho mayor: no entiende el profundo cambio experimentado en la sociedad.  El hecho es que la AGE vive en otro mundo, ajena a la realidad.

Esta circunstancia no es nueva, pero en este caso es más grave, porque ya no significa llegar tarde, sino estar en el lugar equivocado. En definitiva, actuar y moverse como si estuviera en otra galaxia.

A modo de ejemplo, recordemos lo que ha tardado la Administración en asumir y generalizar tímidamente el pago con tarjeta de crédito, después de que ese sistema llevara ya décadas entusiasmando la sociedad. Baste recordar que la tarjeta de crédito llegó a España en los 60 y se generalizó en los 80. Muy pocos centros administrativos lograron vencer las trabas burocráticas y poner en marcha el cobro con tarjeta de crédito antes del cambio de siglo. Nada menos que cuatro décadas después.

La firma electrónica no arranca

Otra evidencia la tenemos ahora con la dificultad de extensión de la firma electrónica. Se han generado un mecanismo tan complejo, que la firma electrónica no termina de arrancar, a pesar de las campañas que se han realizado. Eso sí, legislativamente arranca con el Real Decreto Ley 14/1999, de 17 de septiembre. Trece años y medio nada menos.   Pero, claro, las leyes no cambian los comportamientos si no responden a ellos y no van acompañadas de las medidas adecuadas que facilitan su puesta en marcha.

En el entorno de las nuevas tecnologías algunos momentos nos enseñaron que la Administración llega tarde. Es el caso del uso de internet en los ordenadores de los empleados públicos en la AGE: durante años se prohibió y restringió su uso en buena parte de sus centros. Otro tanto ocurrió con el correo electrónico, también restringido durante años. Hoy tanto internet como el correo electrónico son herramientas usuales y aquellas primeras trabas al uso nos dan risa. Por no llorar, claro.

La AGE fuera de la galaxia 2.0

Aparentemente, la historia se está repitiendo de nuevo. Pero no es eso; estamos ante algo mucho peor. Lo que está ocurriendo con las redes sociales no es cosa de llegar tarde. Es el problema de no entender la Administración 2.0.  Y el problema es que todo se sumerge en la galaxia 2.0, mientras la AGE sigue en otra galaxia, como si fuéramos marcianos.

Todo está en la red y las redes sociales constituyen la mejor expresión de comunicación plena entre la AGE y los ciudadanos. Sin embargo, las redes sociales se usan simplemente como tablón de anuncios, en el mejor de los casos. Vamos, como usar un potente ordenador simplemente para sustituir la vieja máquina de escribir.

La Administración debería fomentar el uso de las redes sociales entre sus empleados, e implicarlos en la comunicación permanente con el ciudadano. En lugar de eso, muchos organismos prohíben y cierran el acceso a las redes sociales en sus centros. Todo lo más, se dan de alta en algunas redes, especialmente twitter, para informar al exterior (insisto, “informar a”, y no “comunicarse con”).  Por supuesto, sin “escuchar” y sin generar un entorno colaborativo con el ciudadano.

Una de las mayores revoluciones de la Humanidad

Y no faltan casos en los que se ponen al frente de estas actuaciones a personas que no están en las redes sociales y, por tanto, tienen un conocimiento de laboratorio sobre su verdadero potencial y vigor social. Ni viven ni sienten las redes sociales, con lo cual difícilmente van desarrollar todo su potencial adecuadamente.

Las redes sociales son la cúspide de la galaxia 2.0. Millones y millones de personas se relacionan, aportan, intercambia, critican, cuentan, se expresan y casi diría que viven en actitud 2.0 a través de las redes sociales. Y es un proceso que va en aumento, que está modificando nuestros comportamientos, relaciones, usos, costumbres, la vida en sí. Terminar por modificar incluso el ejercicio democrático por parte de los ciudadanos.

En torno a las redes sociales están apareciendo y se van a consolidar nuevos mecanismos de convivencia y participación. En definitiva, una de las mayores revoluciones de la Humanidad, una gran oportunidad para la AGE de llegar a los ciudadanos y de lograr que los ciudadanos lleguen a la Administración. Y la AGE sólo llega a ver que se trata de un juguete que distrae a sus trabajadores.

Ya digo, en otra galaxia.

Próximos artículos: El anacronismo electoral. Una biblioteca digital para todos. Funcionarios 2.0. La gran oportunidad democrática.

El cocherito leré y la gran reforma de la Administración


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Antonio Ansón. Licencia CC

@Antonio_Anson

Los dueños de la mansión están reunidos en los nobles salones. La cosa está movidita. No hay día que el administrador no informe de nuevos asuntos que atender. Y con urgencia. Se reciben llamadas de advertencia. No hay duda. El viaje ha de hacerse. La idea se abre paso con dificultad en sus cerebros. Es un viaje importante, desde luego. Están convencidos, al fin.

Llaman al administrador y preguntan qué hay disponible en los garajes. Con la desgana propia del que lo ha contado ya muchas veces, éste les habla de los vehículos disponibles y sus diferentes finalidades. Pero el voluble público está concentrado en mirar por la ventana. Termina su exposición y todo queda en silencio.

Pasados algunos instantes de desconcierto, tras carraspear, el situado enfrente del administrador concluye que «alguno valdrá». Los demás, asienten. «Quizá lo que tenemos es un poco antiguo para el viaje». Es un viaje importante.  Permanecen en el salón, pero la inquietud por la proximidad y la urgencia del viaje no deja paz en la sobremesa palaciega. Aburridos, llaman al conductor D. Habitual y le preguntan si con lo que tenemos en el garaje se puede hacer el viaje. Sorprendido, no logra explicarse bien: «Hombre, otras veces en peores condiciones hemos viajado. Y los señores no querran gastar mucho dinero. Yo creo que con unos apaños…»

«Nada, nada, que el administrador se reuna con el chofer y vean qué se puede hacer con lo que hay.»

El administrador y el chofer buscan asesoramiento… Y van consultando.

Del motor, «ni hablar».

La transmisión no es muy buena, «pero si no se ha roto hasta ahora…»

Frenos en mal estado «¡En mal estado!, pero si con buena voluntad y conduciendo con cuidado se consigue lo mismo». Y…,»el mejor freno es la prudencia del conductor.»

Al final, proponen cambiar la pintura, como la última vez. La propuesta encuentra eco en los elevados salones.

Ya solo queda decidir quién viajará y a dónde. Pero, ¡ay!, captar ahora la atención del grupo de arriba es poco menos que imposible. Andan enzarzados por unas futesas contables.

Solución, manita de pintura, una vuelta a la finca y… al garaje.

Total, ese cacharro tampoco iba a llegar muy lejos…

Por qué hay que introducir las redes sociales en las Administraciones Públicas


Oficina UY

Antonio Ansón. Licencia CC

@Antonio_Anson

Hay momentos en que desearías abrir las ventanas de las Administraciones Públicas y que un vendaval desordenase los procedimientos e hiciese volar las montañas de papel inútil que generan.

Hoy quiero pensar en una reforma profunda de la forma de trabajar de la Administración. Cambiar la actitud y forma de pensar de los empleados públicos. Que se sientan verdaderos servidores de sus conciudadanos. Que valoren su trabajo por la utilidad que aporta a la sociedad.

Para llegar a esa nueva cultura en la Administración sobran pasillos.

Faltan equipos de trabajo. Sobra rutina. Faltan espacios compartidos. Falta imaginación.

¿Por dónde empezar el cambio? Propongo llevar a cabo acciones sencillas y cotidianas:

Abriendo ventanas. Aunque sea invierno para la cosa pública en nuestra sociedad.

Derribando muros. Aunque no sea a golpe de mazo sobre los muros plásticos que convierten en inhabitables nuestas oficinas.

Volcando mostradores y ventanillas. Aunque no haya presupuesto y los primeros a abatir sean los mentales.

Claro que no hablo de contundentes acciones físicas. La intervención sobre el espacio queda para más adelante. Será necesaria una inteligente y desafiante acción de los arquitectos sobre el espacio de trabajo y de relación con el ciudadano de los servidores públicos. Necesitamos un espacio para trabajar y soñar (planificar) un futuro mejor.

De lo que hablo ahora es de comunicación, de creatividad, de trabajo colaborativo, de profesionalidad, de poner a salvo de una caterva de incompetentes y de malvados lo que es patrimonio de todos. De planificar (soñar) un futuro mejor.

Un cambio también necesita  infraestructuras y caminos, pistas, carreteras y autopistas por donde circulen las ideas de cambio. Y ahora… ¿qué tenemos?

El teléfono. Una referencia recomendable: «La concesión del teléfono» de Andrea Camilleri.

El correo electrónico. La autopista intergaláctica… del siglo pasado. Uno de nuestros principales ladrones de tiempo.

Intranets concebidas desde la idea de un gran portal de contenidos que nadie alcanza a mantener y actualizar. Porque todo ha de ser decidido y filtrado previamente de acuerdo con procedimientos donde prima la burocracia.

Miríadas de carpetas en red permanentemente desactualizadas donde todo se comparte en teoría pero nada se encuentra cuando lo buscas.

Plataformas de formación a distancia, a las que no se acaba de sacar partido porque no se comprende la formación on-line y porque las clases hace tiempo que se convirtieron en un sistema de reparto de rentas y recompensas, que desvirtúa su verdadero objetivo.

Las herramientas de trabajo en equipo y nuevos cauces de comunicación permitirán crear una infraestructura favorable a que nuevas ideas y los nuevos modos de actuar, más acordes con la demanda social, arraiguen en la Administración. Y no sé qué herramientas pueden ser mejores dentro de cinco años. Ahora tenemos las redes sociales y, más en general, las herramientas basadas en la web 2.0.

En cambio, parece existir unanimidad entre los responsables políticos de la Administración General del Estado en que las Redes Sociales deben estar fuera de la Administración y que los empleados públicos no deben tener acceso a ellas. La elevada edad media de sus empleados parece amortiguar este despropósito. En la Administración Autonómica hay grandes diferencias (a destacar en positivo las del País Vasco y Cataluña), como en la Local. Pero el panorama general es desolador.

Es un gran error. Necesitamos con urgencia redes sociales internas que extiendan la comunicación hasta el último rincon de nuestras organizaciones. Carecemos de esas herramientas para extender el trabajo colaborativo. Es imprecindible que los ciudadanos establezcan un diálogo real con sus instituciones públicas. Es forzoso que los empleados públicos escuchen lo que les tienen que decir los usuarios de los servicios públicos para que éstos puedan ser mejorados y adaptados a las verdaderas necesidades ciudadanas.

No parece que CORA vaya a ocuparse de estas cosas. Se habla de reformas como si el modo de actuar de las Administraciones fuese a ser cambiado por una comisión. Ajustes y recortes. De eso hablamos. Mientras, las instituciones envejecen soportando los afrentosos hachazos.

El cambio debe anidar dentro de las Administraciones. Por eso hay que introducir las redes sociales en las Administraciones Públicas.

El cambio vendrá de dentro o no será.